En este día de 1930, un dirigible británico se estrella en Beauvais, Francia, matando a 49 personas. La aeronave, que era la más grande de Gran Bretaña, se lanzó por primera vez aproximadamente un año antes.

En la década de 1920, las principales naciones europeas compitieron entre sí para construir aeronaves cada vez más grandes a fin de obtener el control sobre la incipiente industria de los viajes aéreos. Cuando la década llegó a su fin, el R-101 fue el último modelo de Gran Bretaña. Tenía 777 pies de largo, pesaba 150 toneladas y podía transportar 100 pasajeros. Funcionaba con seis motores Rolls-Royce.

En su viaje inaugural el 14 de octubre de 1929, los problemas del motor surgieron de inmediato, lo que provocó que el R-101 estuviera en tierra durante casi un año. Finalmente, se volvió a poner en servicio el siguiente octubre con la ayuda de Lord Thomson, un miembro del Parlamento que defendió el esfuerzo. Thomson fue uno de los cuatro pasajeros, junto con una tripulación de 52 miembros, a bordo del dirigible cuando despegó la noche del 5 de octubre para un viaje al Lejano Oriente.

El viaje fue problemático desde el principio. En primer lugar, la tripulación soltó accidentalmente cuatro toneladas de lastre de agua, el peso transportado para controlar la altitud, al comienzo del viaje. También despegaron directamente hacia una tormenta que se cernía sobre el Canal de la Mancha, a pesar de que se sabía que los dirigibles eran peligrosos con mal tiempo. Tan pronto como el R-101 llegó al aire sobre Francia, no pudo mantener una altitud nivelada y estaba volando a solo 250 pies sobre la ciudad de Poix. Los pilotos no estaban al tanto del problema debido a la noche oscura. Pronto, el barco estaba rozando los árboles de Beauvais. Finalmente golpeó una pequeña cresta y el impacto encendió el suministro de hidrógeno de la aeronave.

La explosión resultante mató a las 56 personas a bordo de inmediato.