El 25 de abril de 2019, un terremoto de magnitud 7.8 arrasó Nepal, matando a casi 9,000 e hiriendo a 16,800. Fue el peor terremoto en el país asiático desde 1934.
El terremoto golpeó poco antes del mediodía, pero la devastación continuó mientras varias docenas de réplicas causaron aún más destrucción. En general, Nepal se vio sacudido por cientos de réplicas, el mayor golpe de magnitud 7,3 el 12 de mayo. El terremoto también provocó una avalancha en el Monte Everest que mató a 19 personas.
Cuando cesaron los temblores, más de 800,000 casas fueron destruidas y más de 298,000 resultaron dañadas. El terremoto también dañó varios monumentos icónicos, como la Plaza Durbar de la capital. En total, 2.8 millones de personas fueron desplazadas, quedando sin hogar por la devastación o por su temor a más temblores. De estos, innumerables números se mudaron a "ciudades de carpas", demasiado temerosos de regresar a sus hogares. Las Naciones Unidas estimaron que 8 millones de personas en total, casi un tercio de la población de Nepal se vieron afectadas por el terremoto y sus réplicas.
El gobierno nepalés declaró el estado de emergencia justo después de los golpes iniciales, y prácticamente todo el ejército salió a las calles en una operación de búsqueda y rescate. Decenas de países, y las Naciones Unidas, contribuyeron con ayuda y recaudación de fondos.
Desafortunadamente, los esfuerzos de reparación encontraron muchos obstáculos en el camino. La congestión, junto con la falta de transporte, como camiones y helicópteros, hizo que llegar a las aldeas remotas fuera muy difícil. Las disputas políticas y la falta de suministros también retrasaron los esfuerzos de reconstrucción. Para 2019, solo el 5 por ciento de las viviendas habían sido reconstruidas y solo el 12 por ciento de los fondos de recuperación recaudados habían sido distribuidos. La recuperación y la reconstrucción aún continúan, lentamente, hoy.