Incluso con una epidemia mortal de influenza que se extiende entre las tropas alemanas, el Alto Mando alemán decide seguir adelante con los planes para un renovado asalto a los Aliados en el Frente Occidental en el verano de 1918, haciendo sus planes finales el 11 de julio.
La llamada gripe española, una cepa de influenza inusualmente poderosa, se extendió por América del Norte, Europa y eventualmente en todo el mundo durante 1918, cobrando millones de vidas. La Primera Guerra Mundial, con sus movimientos masivos de hombres en lugares cerrados, en condiciones difíciles, indudablemente actuó como un factor en la epidemia. Los soldados que luchaban por las potencias centrales, Alemania y Austria-Hungría, fueron especialmente afectados por el virus a principios del verano de 1918, justo cuando los aliados se preparaban para contrarrestar la ofensiva de primavera alemana en el frente occidental.
Con Austria-Hungría prácticamente eliminada como fuerza militar para el tercer año de la Primera Guerra Mundial, Viena consideraba a Alemania como la última oportunidad de supervivencia de la Monarquía Dual. La gente solo tiene una esperanza más, el Frente alemán, el embajador alemán en Austria-Hungría informó a Berlín el 11 de julio. Incluso ya no existe una esperanza en una paz separada. Ese mismo día, el Alto Mando del ejército alemán, que anteriormente había considerado retrasar sus planes para una nueva ofensiva debido al efecto de la epidemia de gripe en sus tropas, decidió en cambio avanzar. El ataque alemán el 15 de julio, cerca del río Marne en la región francesa de Champaña, se encontró con un rotundo fracaso. Sería la ofensiva alemana final de la Primera Guerra Mundial.
