Un anuncio oficial de la rendición incondicional de Japón a los Aliados se hace público al pueblo japonés el 14 de agosto de 1945.

Aunque el Consejo de Guerra de Japón, impulsado por el emperador Hirohito, ya había presentado una declaración formal de rendición a los Aliados, a través de embajadores, el 10 de agosto, la lucha continuó entre los japoneses y los soviéticos en Manchuria y entre los japoneses y los Estados Unidos en el Pacífico Sur. De hecho, dos días después de que el Consejo accediera a rendirse, un submarino japonés atacó el Oak Hill un barco de desembarco estadounidense, y el Thomas F. Nickel, un destructor estadounidense, ambos al este de Okinawa.

En la tarde del 14 de agosto, la radio japonesa anunció que pronto se haría una Proclamación Imperial, aceptando los términos de rendición incondicional redactados en la Conferencia de Potsdam. Esa proclamación ya había sido registrada por el emperador. La noticia no salió bien, ya que más de 1,000 soldados japoneses irrumpieron en el Palacio Imperial en un intento de encontrar la proclamación y evitar que se transmitiera a los Aliados. Los soldados aún leales al emperador Hirohito rechazaron a los atacantes.

Esa noche, el general Anami, el miembro del Consejo de Guerra más firme contra la rendición, se suicidó. Su razón: para expiar la derrota del ejército japonés, y para evitar tener que escuchar a su emperador pronunciar las palabras de rendición.