Estados Unidos detona la primera arma termonuclear del mundo, la bomba de hidrógeno, en el atolón Eniwetok en el Pacífico. La prueba le dio a Estados Unidos una ventaja de corta duración en la carrera de armamentos nucleares con la Unión Soviética. Tras la exitosa detonación soviética de un dispositivo atómico en septiembre de 1949, Estados Unidos aceleró su programa para desarrollar la siguiente etapa en armamento atómico, una bomba termonuclear. Conocida popularmente como la bomba de hidrógeno, esta nueva arma era aproximadamente 1,000 veces más poderosa que los dispositivos nucleares convencionales. Los opositores al desarrollo de la bomba de hidrógeno incluyeron a J. Robert Oppenheimer, uno de los padres de la bomba atómica. Él y otros argumentaron que poco se lograría, excepto la aceleración de la carrera armamentista, ya que se suponía que los soviéticos seguirían rápidamente su ejemplo. Los oponentes tenían razón en sus suposiciones. La Unión Soviética explotó un dispositivo termonuclear al año siguiente y, a fines de la década de 1970, siete naciones habían construido bombas de hidrógeno. La carrera armamentista nuclear había dado un terrible paso adelante.