En este día de 1961, un incendio en un circo en Brasil mata a más de 300 personas y quema severamente a cientos más. La causa del incendio nunca se determinó de manera concluyente, pero puede haber sido el resultado de chispas de un tren que pasa cerca.
La semana de Navidad apenas comenzaba, los niños acababan de comenzar sus vacaciones de invierno y los ánimos estaban entusiasmados con los 2.500 asistentes al Gran Circo Norte Americano, la versión brasileña de los hermanos Ringling de Estados Unidos. La gran carpa azul y blanca se instaló al otro lado de la bahía desde Río de Janeiro y se llenó al máximo. Todo parecía proceder según lo planeado cuando ocurrió un desastre repentino.
Antonietta Estavanovich, trapecista, fue la primera en ver las llamas. Desde su posición elevada, podía ver que el techo de la tienda comenzaba a arder. Cuando la multitud se dio cuenta del fuego, se produjo un pandemonio y las personas fueron pisoteadas mientras intentaban salir. En un caso informado, un Boy Scout que asistía al circo sacó un cuchillo, hizo un agujero en la tienda y logró sacar a su familia de manera segura. Sin embargo, cientos de otros no tuvieron tanta suerte323 personas, muchos de ellos niños, murieron en el incendio. Al menos 500 personas más resultaron gravemente heridas, por quemaduras, inhalación de humo y pisoteo.